lunes

Los bancos...

Los bancos del pueblo pequeñito de la sierra, son - como se puede ver - sencillos y originales.

Un tronco, del clareo de montes, para evitar incendios. Se cepilla, se barniza y ya está. No tiene más complicaciones.


Con el café de la mañana, se saludan los vecinos.

Las puertas de las casas no se cierran.
¿Estás en casa? se pregunta.
Si no hay nadie, se espera sentado.


También tenemos bancos multiusos
Los troncos secos, se vacián y se hacen maceteros.




Los cinco grados del fin de semana, animan a encender la chimenea




18 comentarios:

  1. Esas cosas son agradables, hasta la cosa con que se puede arrancar un CD o la tele (para ver le Tour de France, il Giro d'Italia o algún documental interesante, aunque en cuanto a deporte dudo te guste el correr de ciclistas, aunque una vez adivinaste (casi o en completo?) la adivinanza en mi blog sobre le Mont Ventoux).

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Giovanni, no sé lo que ha pasado con la entrada que había escrito.
    Lo gracioso es que se mantiene tu comentario.
    No entiendo nada, de nada.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. El deporte del ciclismo me gusta.
    Cuando la vuelta pasaba por la zona del pueblo,íbamos a ver subir y bajar los puertos.

    ResponderEliminar
  4. Muchas cosas, y más en los pueblos ("pueblos pueblos", yo no vivo en uno de esos) son muy sencillas, en eso está la gracia, los años han enseñado a aprovechar todo y a ocupar el tiempo en las cosas realmente importantes.

    ResponderEliminar
  5. ¿Es un trillo?
    ¿La mesa es un trillo?
    Fantástico artilugio.
    Y ya por incordiar: ¿no es cierto también eso que dicen: pueblo pequeño, infierno grande?
    Vamos, que no todo es banco multiusos lo que reluce.
    Un abrazo, pueblerina.

    ResponderEliminar
  6. Me gusta este sitio, hay calor. Y no lo digo por el fuego. Yo también me he preguntado lo de la mesa.
    La planta que está en el tronco ¿es un cactus?

    Eso te pasa cuando enseñas algo, ahora nos puede la curiosidad. Risas...

    Y besos.

    ResponderEliminar
  7. José Luis: El pueblo del que hablo,no llega a los sesenta habitantes. La vida del día a día es sencilla. El panadero deja el pan en la puerta, el pescado y la fruta se vende en la plaza dos veces en semana. Puedes andar por el pueblo sin encontrar a nadie. Sentarse a hablar con el señor o la señora tal.
    A veces me preguntan si podría vivir alli y así, constantemente. Creo que sí.

    ResponderEliminar
  8. Sí, sí. La mesa es la mitad de un trillo. Encima tiene un cristal para evitar que las piedras del trillo corten. Tienes razón, es magnífico. Las patas donde van apoyadas son de madera también. Concretamente, de un olmo donde cayó un rayo y lo partió y desgarró entero.

    Contestación al incordio:
    La mayoría de la gente, piensa en los pueblos pequeños como en el paraiso.
    Los pueblos, sí. Las personas no siempre y no todas.
    Los problemas, no creo que sean diferentes a los de los lugares grandes. Son los mismos, aunque en menos metros cuadrados.
    Odios, rencores viejos, herencias mal repartidas, hermanos que viven en casas partidas en dos y no se hablan. Problemas que pasan de generación a generación sin saber los motivos que lo provocaron.

    Ahora recuerdo a dos hermanos gemelos que no se hablaban desde hacía más de cuarenta años. Hace unos meses murió unos de ellos. Su llanto era callado y doloroso, su cara de una tristeza infinita.Sentado en la puerta de su casa, le preguntaba a una de sus hijas, si ella recordaba las razones de no hablarse con su gemelo durante tantos años.
    Es triste ¿Verdad?

    ResponderEliminar
  9. Isa, luego te contesto. DR, se ha llevado todo mi tiempo.

    Besitos

    ResponderEliminar
  10. Busco definición de trillo y me sale instrumento para trillar, buf. Que alguien me lo explique, soy de pueblo pero de pueblo metropolitano.

    Por cierto, los bancos fantásticos y muy rústicos, sí, yo los cambiaba por muchos de los bancos modernos de ciudad, pero el problema es que necesitan de una pared...

    Besos

    ResponderEliminar
  11. Isa. Creo que se llama Siempreviva. Me sacas de los claveles reventones y poco más sé de plantas y flores.
    Tienen forma de alcachofas pequeñitas. Ahí, al pueblo donde voy, la temperatura en invierno, baja a veces hasta menos 10º y esa planta ni se constipa.
    De todas formas voy a informarme.

    Besos

    ResponderEliminar
  12. Rat. Como dice saiz, soy una cosmopaleta, me encanta esa definición para mí. En una hora de camino,me desplazo desde el centro de Madrid a respirar ñpor allí.

    Trillo. Una base de madera con cientos de lascas de piedras que se usaba para moler el grano y las legumbres en las eras de los pueblos. La forma delantera está un poco curvada hacia arriba. Se enganchaba a los bueyes o mulos e iban dando vueltas hasta límpiar el grano.
    En el trillo iba sentado en una tabureta ( silla de madera pequeña) el que trillaba, hombre, mujer, niño, niña. Se trillaba en verano.
    Alguna vez he subido en alguno y la sensación es muy agradable.

    Puede que todavía se use en algún lugar. Pero sobre todo se usa en los pueblos para enseñar a los pequeños como se trillaba antes de que todas las tierras se llenaran de elementos modernos.

    En Madrid, sobran paredes y faltan bancos.
    Voy a hacer de alguacil y te voy a decir en un decir las razones.

    EDIL

    Por orden, del señor alcalde, se informa a la población que vamos a retirar todas las fuentes y los bancos de las calles, para evitar que los gamberros se droguen y monten botellones.
    Los viejos, los niños y todos los demás, si no pueden sentarse, que se jo... Perdón, que se fastidien.

    Besos, Rat y gracias por asomarte al blog.

    ResponderEliminar
  13. Las piedras sueltas de los trillos engañaban hace años en ocasiones a los arqueólogos. Sus filos dentados parecían microlitos trabajados de tanto desgranar el trigo y la cebada. Muchas de estas piedrecitas eran de sílex. La sensación agradable es relativa. Si uno se sube con calzado, puede, pero descalzo, salvo que sean pies de planta curtida y callosa, es de riesgo. Eran verdaderas máquinas no-máquinas arrastradas por mulas y con una simbología especial que los niños de otra época recuerdan ahora de adultos con alegría y placer. Por la Castilla profunda los había por doquier, muchos se han tirado, algunos siguen en viejas paneras, otros se han comercializado. Ay, el trillo que, como el tiempo, huyó.

    ResponderEliminar
  14. La sencilles de un banco en estado natural: árbol pulido.

    Caída de la tarde de estío sentado en uno de esos con otros chicos. Anochecida. Cuentos de fantasmas y muertos.Los mayores daban sus rodillas con su barbilla. Los chicos recogíamos nuestras piernas bajo los culos y el cuerpo era tan flexible como los juncos.

    ResponderEliminar
  15. Buenos días, Fackel. El que ves en la foto, sus piedras son de silex y está perfectamente conservado.Es la mitad de un trillo. Cuando alguien aparece y le parece una mesa rara por su forma, le explico las razones. También es una forma de no perderse del todo su significado.

    Los conocí en Castilla. Se llevaban horas trabajando sobre ellos. Un trabajo duro tantas horas bajo el sol.

    No he vivido lo de los cuentos en los bancos. Mi pareji, sí y lo cuenta igual que tú.

    A ellos, se los contaba, un minero silicoso, al caer la tarde y antes de la llamada a la cena.

    Besos.

    ResponderEliminar
  16. Una pena que las fotos no tengan olores, para disfrutar del aroma a leña y a hogar. Lo próximo a inventar: la web con olores.

    ResponderEliminar
  17. Me parece ideal. Son justo el tipo de bancos que me encantan; como cuando se aprovechan los travesaños antiguos del ferrocarril para hacer vallas y tal; aquí en Zaragoza se hace, y me parece encantador; es una especie de versión zaragozana del feng shui, jajaja

    Qué lujo eso de vivir sin puertas...no?, de poder -todavía- confiar en el otro. Ojalá pudiéramos hacer eso mismo en las ciudades.

    Un besico, Aquí. Qué tal todo?

    ResponderEliminar
  18. Saiz.
    Un día te acerco para que huelas en directo. Si te parece bien, claro.

    Femme.
    También se usan los travesaños para las vallas. Es curioso como a pesar de los años, siguen guardando el olor a alquitrán.
    Aún quedan lugares, donde las puertas no se cierran.

    Vamos, que no es poco. Gracias por preguntar.

    Besos

    ResponderEliminar

Archivo del blog