Te marchaste del pueblo pequeño de la sierra, cuando murió Pepín. Su ausencia fue muy dura. Desde entonces vivías en Valsaín. El pueblo al que ibas de pequeño y donde te creció el alma aventurera.
Ayer cerré los ojos y me vino a la mente las cientos de comidas y cenas con largas sobremesa al calor de la chimenea.
No todo te gustaba de mí. No todo me gustaba de ti.
Adiós querido amigo, adiós.