Hacia un par de años que no la veía. Aunque pregunté por
ella, nadie me daba razón.
La encontré en la cafetería cercana donde íbamos a comer.
Nos tomamos un vermut a la espera del
resto del personal.
Cogió una servilleta y limpió la mesa entera. Cogió otra y limpió
su vaso por fuera. Luego el mío; luego, por debajo, el plato que contenía
aceitunas y con otra servilleta volvió a limpiar la mesa y no me limpió a mí
porque no la dejé
Venga, Gloria. No seas tan pesadita y deja ya
¿Qué haces limpiando tanto?
Ay, perdona. Menos mal que me lo has dicho. No me doy
cuenta. Son secuelas.
¿Secuelas de qué? Eso es una manía. No te recordaba así.
Secuelas del atentado
¿De qué atentado?
Del de Atocha
Todo se vino de pronto. Martita y Nuri, dos amigas muy
queridas y hermanas entre sí que allí perdieron la vida.
“Javi me dejó en el
tren para no llevar dos coches. Era nuestro aniversario y queríamos celebrar el
nuevo embarazo. El niño quedó con mis padres. Javi me recogería a la salida del
trabajo.
No recuerdo muchas
cosas. Está todo muy mezclado en mi cabeza. Recuerdo que vi a una niña que me
miraba con los ojos muy abiertos. Tenía la cara muy sucia. La limpié, me quité
el chaquetón y la tapé.
Subí por las escaleras
y bajaban un montón de policías, bomberos y gente que gritaba mucho.
¡Fuera de la estación! Me gritó un policía. Me
fui hacía el Retiro. Tenía frío.
Recuerdo que me senté. No recuerdo nada más de ese momento. Ni como llegué a
casa. Sabes que vivo en un pueblo.
¿En un taxi?
Puede ser, aunque no
está muy claro. Se intentó localizar a través de las empresas y no hubo
resultados.
La casa estaba muy sucia, estaba todo
asqueroso. Manchas rojas en el suelo, en la encimera, las ventanas. También
estaba la niña que vi en el tren. La lavé y la metí en la camita del niño.
Luego limpié la casa, me duche y me
tendí en el sofá. Puse la tele y hablaban de un atentado en Atocha.
Todos estaban mintiendo porque yo estaba allí. No había ocurrido nada.
Me molestaba el ruido. Me dolían los oídos. Mi
teléfono sonaba y lo apagué. También apagué la tele y creo que me dormí.
¡Está aquí, está aquí!
Me despertaron los gritos de Javi. Me
abrazaba como un loco y me asusté. Luego entró un amigo policía y me escondí. ¡No
gritéis, vais a asustarla!
¿A quién? Preguntó uno
de ellos
A la niña que duerme
en la habitación de Nico
No había niña en la
habitación de Nico…
Tiempo después me
contaron que estuvieron todo el día de hospital en hospital…
Mi marido había vuelto,
de madrugada, a buscar fotografías donde
se me viera bien. Nunca pudo imaginar
que había salido ilesa. Ni que me había ido a casa y mucho menos que no
recordara nada y estuviera tan tranquila acostada en el sofá. No entendí de lo que hablaba"
Ahora ¿Cómo te encuentras?, pregunté
emocionada
"No estoy bien. Duele a
veces estar viva. Nico dice que doy miedo, porque siempre estoy limpiando. Ni quería
que fuese al cole a recogerle. El pobre tenía razón. Limpiaba a todos y todo, mientras estaba
esperando. Había días que le bañaba tres veces. ¿Podía, un niño tan pequeño
entender lo sucedido a su mami, si estaba bien, no tenía ninguna herida y no me faltaba nada?
Me levanto por las noches y limpio toda la
casa. Otras veces oigo llorar a la niña y me asusto. Salgo corriendo a buscarla
a la habitación del niño. Si hay gritos, siempre me escondo. Otras noches, la cocina tiene manchas en el suelo y las tengo que limpiar. Era
la sangre que vi ese día, la mía, la del embarazo nuevo y que perdí allí mismo, en el sofá.
Puede que Javi me deje, de aquella Gloria que fui no queda nada de nada. Tanta
lucha cansa. Tiene derecho a otra vida, la mía, de momento, no le sirve para
nada. Voy mejor, aunque lo de la limpieza no lo he superado aún"
Gloria está mucho mejor y embarazada de nuevo. Tres veces ha
intentado subir al tren y no ha podido. Sigue sin recordar lo sucedido aquel
día.
Se sonríe cuando nos cuenta
de Nico: Mamá, al niño nuevo no vas a
bañarle tanto ¿Verdad?
La vida…