
Recordar no me entristece. La nostalgia no me gusta. Aunque en diferentes años, los dos, mi padre y mi abuela, se fueron el mismo día.
Hoy recordaré a mi padre. No a él. A cosas que me enseñó sin hablar. A temas que aún me sirven
Unos días antes de cumplir los 15 años, mis padres me preguntaron si quería algo especial aparte de las sorpresas.
Muy seria les respondí, que tener menos hermanos, era mi mayor deseo.
Se armó la marimorena.
Mis dos hermanas mayores, me llamaron consentida y egoísta. Mis cinco hermanos restantes, dijeron que me esperaba una buena, que me fuera preparando. Mis padres y mi abuela, me miraron preocupados aunque no dijeron nada.
Llegó el día tan esperado, mi cumple...
Mis hermanas, me dejaron las orejas rojas como dos tomates. Me dolían y no me dieron ni un beso. Mis hermanos, se cebaron con mis amigas y conmigo. Usaron el tirachinas con bolitas de papel.
- ¡No nos tiréis en el culo, hacen daño! Les gritaban mis amigas
- ¡Es que lo tenéis muy gordo! ¡Culonas más que culonas! Nos gritaban al unísono.
- ¿A qué os doy un puñetazo a cada uno?
- ¿A qué te damos a ti, 15 tortas cada uno? ¡Brujilda más que brujilda!
Yo trinaba y mis padres, calladitos.
Ya dormida y agotada, mi padre se me acercó.
- Tengo un último regalo, antes de que acabe el día
- ¿Qué es? Dije llena de alegría.
- Ábrelo, es el deseo que has pedido. Un secreto entre tú y yo.
Una libreta pequeña, una goma, sacapunta y lapicero.
- ¿Para qué es papá?
- Tendrás que apuntar, los hermanos que te sobran
- Pues empiezo ahora mismo. Mañana te doy la lista. ¡Qué suerte tengo de tener un padre así!
Pobre ingenua quinceañera …
Ponía, borraba, volvía a poner, volvía a borrar. Todo en secreto, a escondidas día tras día. Por las mañanas había unos, que quitaba por la tardes. La selección no era fácil.
Empecé a sentirme triste. Dejé de comer. Me escondía para llorar.
Mis hermanos preguntaban. Mis hermanas me besaban sin saber que sucedía. Mis padres no decían nada y mi abuela, se reía por lo bajito.
- ¿Has hecho la selección? El tiempo se va pasando
- No puedo papá, no puedo.
- ¿No era tu mayor deseo?
- Ya no. Me he dado cuenta que a todos les quiero mucho y no me sobra ninguno.
- Ellos deberían saberlo. También se encuentran muy tristes. No esperaban algo así, de una hermana tan querida.
Y lo hice. Por supuesto que lo hice… Acabamos por los suelos abrazados y llorando como tontos.
La foto es del blog del señor Porquero. Podría ser una nuestra.