El jacarandá elevaba espuma
hecha de resplandores transmarinos,
la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve,
el primordial árbol caoba
desde su copa destilaba sangre,
y al Sur de los alerces,
el árbol trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre,
el ceibo bermellón, el árbol caucho,
eran volumen terrenal, sonido,
eran territoriales existencias.
hecha de resplandores transmarinos,
la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve,
el primordial árbol caoba
desde su copa destilaba sangre,
y al Sur de los alerces,
el árbol trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre,
el ceibo bermellón, el árbol caucho,
eran volumen terrenal, sonido,
eran territoriales existencias.
Oh, Neftalí Reyes Basualto, cuan hijo agradecido del gran Rubén el nicaragüense, heredaste su fuerza magnética, y fue la tierra toda la que sujetó tu mano y escribió sus poemas (los de la tierra) Oh, la Tierra y su Canto. Tú, transeúnte, cuyo mote fuiste a buscarlo entre los bohemios.
ResponderEliminarYa veo, Fackel que le admiras tanto como yo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta el último post! Qué lástima que no se permite comentar... A veces es bueno ser como la gata que no hace nada y otras veces como la señora que subre y busca...
ResponderEliminarPerdona Giovanni. En algunas cosas, se me da fatal contestar.
ResponderEliminarGracias de todos modos.
Un beso