La voz de Alfonso turba.
Tan cálida y profunda que llega al corazón.
Es alto, enjuto y de mirada clara
Sus manos son de campo. De arado y yunta.
Ayer, se comió el escenario. Nunca pensó lograrlo.
Su historia, la de un niño pastor, allá, por tierras de Castilla
Para quitarse el miedo, si la noche caía, hablaba con sus perros.
Cuando llegaba a casa, no había jabón de olor, ni sábanas bordadas, ni colchón
Las gallinas salían de corrales ajenos. Madre no preguntaba, su padre, enfermo, tenía que comer.
Los hombres no lloran, le dijo su vecino cuando el padre murió y Alfonso no lloró hasta que no nació su primer hijo, muchos años después.
El hombre de la casa con diez años...
Cuando madre murió y allí nada le ataba, quiso descubrir Mundo marchando a Barcelona para, más tarde, dar el salto a París. No le llegó el dinero y se quedó en Madrid.
Pasado los cincuenta, aprendió a leer y a escribir.
Pasado los cincuenta, tuvo el primer carnét, firmado, con su nombre y apellidos . También lloró entonces y se sintió feliz.
Su historia nos la cuenta con su media sonrisa. A aquellos duros años no le guarda rencor:
"La vida hay que tomarla como viene, no sirve lamentarse"
Tiene más de setenta años sobre su espalda y veinticinco en su joven corazón.
"Ser o no ser " el soliloquio de Hamlet fue su elección.
¿Por qué ese personaje?
De niño pude ser o no ser. A veces lo pensé. Miraba a mi madre y elegí ser.
Ayer, cuando acabó, lloraba
Yo también...
Sus manos son de campo. De arado y yunta.
Ayer, se comió el escenario. Nunca pensó lograrlo.
Su historia, la de un niño pastor, allá, por tierras de Castilla
Para quitarse el miedo, si la noche caía, hablaba con sus perros.
Cuando llegaba a casa, no había jabón de olor, ni sábanas bordadas, ni colchón
Las gallinas salían de corrales ajenos. Madre no preguntaba, su padre, enfermo, tenía que comer.
Los hombres no lloran, le dijo su vecino cuando el padre murió y Alfonso no lloró hasta que no nació su primer hijo, muchos años después.
El hombre de la casa con diez años...
Cuando madre murió y allí nada le ataba, quiso descubrir Mundo marchando a Barcelona para, más tarde, dar el salto a París. No le llegó el dinero y se quedó en Madrid.
Pasado los cincuenta, aprendió a leer y a escribir.
Pasado los cincuenta, tuvo el primer carnét, firmado, con su nombre y apellidos . También lloró entonces y se sintió feliz.
Su historia nos la cuenta con su media sonrisa. A aquellos duros años no le guarda rencor:
"La vida hay que tomarla como viene, no sirve lamentarse"
Tiene más de setenta años sobre su espalda y veinticinco en su joven corazón.
"Ser o no ser " el soliloquio de Hamlet fue su elección.
¿Por qué ese personaje?
De niño pude ser o no ser. A veces lo pensé. Miraba a mi madre y elegí ser.
Ayer, cuando acabó, lloraba
Yo también...
Siempre me emocionas con tus preciosas y enternecedoras histórias, Luna.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Gracias Mª Dolors. Son historias que también me emocionan.
EliminarBesos
"Ser o no ser " el soliloquio de Hamlet fue su elección.
ResponderEliminarme encanta eso.
Es la esencia de la vida, jordim.
EliminarMuchas gracias
Los que han tenido una vida dura nos pueden dar muchas lecciones.
ResponderEliminarEmotiva esta historia, auténtica y con final feliz, a pesar de Hamlet :)
Un beso y buen finde.
De esas vidas aprendo o intento aprender.
EliminarBesos, Montse.
(tu candado está a punto de caer)
Emocionante. Un gran ejemplo, tomo nota, profe.
ResponderEliminarBesos
El teatro, Isa, es adictivo. Las ganas de escenario no tiene límite de edad
EliminarUn abrazo
Emocionante -como bien dice Isabel-. Y qué bien contado. Ahora, en respuesta a los comentarios, sería perfecto (y complementaría bien la entrada), que nos dijese cómo llegó Alfonso al escenario, cómo se interesó por el teatro, cómo fueron los ensayos... Queda uno con ganas de saber más. Beso.
ResponderEliminarJosé Carlos, de Diarios de Rayuela. Se lo aclaro en mi próxima entrada.
ResponderEliminarA todos:
Me gustaría saber como puedo poner el enlace del blog en un comentario como lo hacéis la mayoría.
Muchas gracias.
Hola, me sigue encantando como escribes y describes. Leí otra, la historia de la pareja y el naranjo, que bonita. te quiero mucho, hasta luego.
ResponderEliminarBlanca, preciosa. Me gusta que aparezcas por Aquí, de vez en cuando, ya que por el tuyo no puedo ir.
EliminarNo os olvido. ¿Sabes algo de Saiz?
Un abrazo sonriente y alegre
Me gusta cómo explicas estas historias tan humanas y
ResponderEliminarllenas de sentimiento.
La foto más grande que es bien bonita.
Besos!!
Muchas gracias, Ana.
ResponderEliminarUn abrazo