Aparte de mi foto, os dejo, un enlace, a una pagina de, un pueblo de la sierra madrileña, donde voy de vez en cuando.
*A uno de esos riachuelo me caí un día 25 de diciembre de hace algunos años, cuando venía de fotografiar la cascada congelada.
No recuerdo si pisé un tocón o me tropecé. Acabé en el agua.
Menos mal que había una rama y el agua no me arrastró. Por eso sigo por Aquí dando la lata.
Tenía que andar algo más de dos kilómetros hasta llegar al coche. Podría haber subido cien metros cuesta arriba. Las piernas no me respondían. No era posible subir.
El coche no podía entrar, es zona vallada y con puertas y mientras mi pareji (casi desnudo por dejarme a mi su ropa) iba a por el coche, anduve hacia la entrada como pude. Parada no me podía quedar. Me mareaba. La sangre no me circulaba.
Estaba sola, sucia; mojada; temblando y con ropa que no era de mi talla. Iba de un lado a otro, buscando algo de calor del sol que relucía, aunque no calentaba.
Cuando les vi venir me puse muy contenta. No seguiría sola. Se quedarían conmigo o me acompañarían.
Recuerdo, francamente preocupada todavía, como aquellas dos personas ni siquiera me miraron cuando extendí mis manos hacia ellos. La voz no me salía. Siguieron su camino sin volver la vista atrás.
Me vine abajo. Me invadió una gran tristeza. Una gran soledad. No pude dar un paso más y caí mirando hacia el cielo.
Antes de cerrar los ojos oí, a lo lejos, una sirena y la voz de mi pareji y de otra persona que gritaban mi nombre. Creo recordar que sonreí...
http://www.fotonazos.es/2012/02/el-arroyo-de-la-angostura/comment-page-1/#comment-7298
Uff, así te quedo la nariz desde entonces, no?
ResponderEliminarHace muy poco leí Encender una hoguera de Jack London, un cuento sobre un hombre que muere congelado tras caer en un río, sólo en medio de una llanura nevada interminable, fue escalofriante.
Hay que ver como es la gente...
Besos para ti y tu pareji.
Justamente,Rat.Así se me quedó la nariz.
EliminarMeses después me regalaron el librito. London me gusta mucho.
Empecé a leer y al día siguiente lo regalé. No me era posible leer sin alterarme.
Besos y ponte al día, por favor
Ay Lunita que cosas te pasan, después de ver el maravilloso reportage
ResponderEliminarque nos has mostrado, no puedo dejar de imaginarte como un gatito
mojado, andando medio congelada, y tu parejil también estaria de lo mas
atractivo, ja ja, que mala soy. Tómate un café calentito que el solo recordarlo seguro que te ha entrado frio.
Un abrazo.
Pues sí, era más gatito que leoncito.
EliminarPara fijarme en su atractivo estaba yo.
Mala, malísima.
Unos abrazos.
Tu voz es la voz del hielo ardiente, de la impotencia de la soledad...¡Qué bien te comprendo, niña temblorosa y húmeda!
ResponderEliminarSí Manuel. Reflejas muy clara la situación.
EliminarBesos
y después de tanto frío en ese arroyo tenés color de sol.
ResponderEliminarbeso*
Que no se me vaya el sol, Rayuela. Ni la fe en los demás, tampoco.
EliminarUn abrazo grande
Dominguera ! jajaja
ResponderEliminarLas fotos una chulada.
Le puedo recomendar botas de montaña signorina, para la próxima!
Un abrazo de calor!!
Un piacere
Sicilia
No sé cuantos meses hace que no envío una de mis cariñosas pat uadas en la espinilla.
EliminarLe acaba de tocar, cavaliere Sicilia.
Si la cascada estaba congelada ¿Se piensa que iba en bañador?
Me quedo con todos los besos y abrazos.
Le envío uno pequeño.
Qué raro..............no me ha pedido la nariz rojita
¡Qué situación tan dramática! Me recuerda una vez que estuve a punto de ahogarme, la sensación de soledad era tremenda. No podía nada contra aquella masa inmensa de agua que me zarandeaba e iba arrastrando cada vez más adentro. Menos mal que mi madre estaba en la orilla y alertó al socorrista y me sacaron. Se cómo te sentiste cuando viste que llegaban a por tí. Mi mayor sensación de felicidad la tuve en aquel momente en que me agarré a la tabla de salvación que el socorrista me acercó. Tremenda experiencia la tuya. Los minutos transcurren como si fueran horas.
ResponderEliminarSiento que vivieras esa experiencia, Franziska. No se pasa nada bien.
EliminarDe lo sucedido después no recuerdo nada.
Un abrazo
Eso sí es una aventura y una tremenda experiencia. Cómo me alegro que estés aquí para contarlo. Puedo imaginarme ese frío como esquirlas metalicas que se convierte en dolor punzante.
ResponderEliminarUn abrazo muy muy fuerte que te de calor
Veinte saltos de alegría estoy dando, Paralelo.
EliminarEs una alegría inmensa encontrarte de nuevo aquí.
Faltó poquito. Sigo aquí y Aquí.
Sigo yendo por tu blog.
Muchos besos y muchas gracias por venir.
Qué fuerte, Aquí. Eso no lo sabía. O sea, que dos personas te vieron sufriendo, desamparada... y pasaron de largo. En el mundo hay gente para todo. Es increíble que la misma naturaleza humana haya generado personas insensibles y malvadas, pero también seres solidarios, comprensivos y dispuestos a sacrificarse por los demás. Supongo que estos últimos compensan el daño que hacen los primeros, y por eso seguimos aquí, creyendo que vale la pena estar en el mundo. Un beso.
ResponderEliminarFue muy duro para mi, saiz.
EliminarLa hipotermia me mantuvo tres días en el hospital, el desencanto sobre el humano, me duró unos días más, donde me harté de llorar.
La vida tiene esas cosas.No es tan raro.
Un beso