En la sierra madrileña. Saqué el coche del pajar y lo volví a guardar.
No me voy y me puse a mirar.
Las cuatro piedras que se ven, se llama potro y servían para herrar el ganado.
En el centro, vamos a plantar un tilo por su flor, por su olor y porque me gusta mucho
Nada menos que un tilo. Como salga frondoso va a ser la joya de la corona del pueblo.
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