Me encantaba crear historias con ella.
- ¿Qué estás
haciendo, Coti?
- ¡A ti que te
importa!
- ¡Contesta
bien! No seas maleducada
- ¿Siempre
tengo que hacer lo que te dé la gana?
- ¡Por
supuesto, aquí mando YO!
- ¡No grites, que
me asusto!
- Coti ¿Ya
estás cotilleando por mi blog? - No cotilleo, me informo.
- ¿De qué?
- ¡De todo!
- Cotiperra bonita, el blog es privado
- Lunita, tengo que
vigilarte, que no estás muy centrada y estás volviendo loco al “africano”
- ¿Me estás
chantajeando? Mira que te conozco
- ¿Chantaje yo?
Qué mal piensas de mi
- ¡Malandrina!
¿Qué puedo yo aprender? ¿Has dicho que me compras lo que quiera?
- Lo que
quieras. Palabrita de honor.
- Como no
cumplas te enteras, Luna. Estoy acostumbrada a que no cumplas
- Glub, glub…
- ¿Qué quieres
que te compre?- Guau, (unas gafas)
- Ay, Coti, me
vas a volver loca
- Pues sí. Y
tienen que ser rosa. O cumples o me chivo ¿Te acuerdas de lo que sucedió con aquel larguilucho?
- Perri
cotilla, lo pedía el personaje
- No me lo
pareció ¿Se lo cuento al “africano”?
- Te las compro
ahora mismo, no cuentes nada, por favor
- Guau, Guau (Pobre
lunilla, cuanto me río de ella)
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