Cuando
pasa Despeñaperros, su mundo - ahora tan pequeño, tan recogido, tan de interior
- se transforma. Todo tiene color. Todo tiene sabor. Todo tiene el olor de la tranquilidad, de la calma.
El agua baja mansa camino de la mar...
Ese mar que se traga a las personas que van buscando la calma, van buscando la paz que nunca encontrarán.
No tengo palabras y no creo que las haya.
ResponderEliminarun abrazo.
Bonita y relajante entrada. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe encanta el sonido del agua, tanto en escorrentía como de la lluvia.
Un abrazo.
Gracias a los dos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí, siempre pienso en los desesperadas que deben estar las personas para hacer un camino de horror, sin seguridad y demasiadas ocasiones sin final.
ResponderEliminarAbrazos.