Cuando en septiembre pasado ocurrió lo que ocurrió, las del
grupo de Sevilla la llamaron varias veces y la pusieron al día, pues yo
fuerzas no tenía.
Han pasado siete meses. No ha llamado. No ha venido.Ni un correo. Nada.
Hoy recibo una llamada. Era ella desde la estación Atocha.
Solo pude decir ¡Hola!
pues hablaba sin parar. Aguanté la perorata del dolor que ella sentía por todo
lo sucedido:
Estoy esperando un
taxi ¿Tienes cama para mí? ¿Cómo estás? ¿Cómo estáis? ¿Cómo se encuentra
Coquito? Vengo a pasar estos días. En diez minutos te abrazo. Me he enterado
antes de ayer y aquí estoy.¿Dónde están mis buenas formas con lo mirada que soy?
Alto y claro he contestado:
Ana, puedes ahorrarte el paseo, no tengo ganas de verte ni
saber nada de ti ¡Vete a la mierda, cariño!
He colgado y tan pichi me he quedado...
He colgado y tan pichi me he quedado...
Pues muy bien. A las mentiras: puerta.
ResponderEliminarMe he dado un paseito que hace tiempo que no venía por tu blog. Me gusta el limonero de fondo.
Me alegra verte animada y contestataria.
Abrazos
Al pinchar para ver páginas antiguas me ha salido un anuncio de futbol. Y al comentar también.
Isa, he intentado todo y no he podido solucionar el tema de los anuncios. Voy a ver que me dicen. Si a algunos de los venía al blog le ha sucedido y lo ha solucionado que me lo diga, por favor.
ResponderEliminarBesos