De aquel terrible día...
Por temas de trabajo me encontraba en la Calle Téllez. Mi cita era a las nueve y esperaba en mi coche. Desde los pisos altos se veía la estación. Dos trenes han chocado, gritaba una señora.
Bomberos, policía, ambulancias, desalojen, desalojen y me marché.
En la radio del coche decían que en El Pozo, Santa Eugenia y en Atocha habían estallando trenes a distintas horas.
¿ En hora punta? A esas horas, cercanías viene, con los trenes hasta arriba de gente de todas las edades.
Recibo una llamada a las seis de la tarde:
Martita y Nuri iban en el tren de Santa Eugenia, no aparecen. Ya he avisado a todos. Estamos de hospital en hospital y de momento nada se sabe.
No puede ser. No puede ser...
Hay que ir al Ifema, están todos allí. Venid con la cabeza fría, lo que os vais a encontrar es muy duro.
La gente deambulaba, de un lado para otro. Corazones rotos, la vista fija y el oído atento, esperando los nombres. Cuando un nombre sonaba por el frío altavoz, se estremecían los cuerpos.
Han pasado diez años y a veces sueño.
Los padres de martita y de nuria, no hablaron en dos años. Sus hermanos no están bien. Nada ha vuelto a estar bien.
Diez años.
Por temas de trabajo me encontraba en la Calle Téllez. Mi cita era a las nueve y esperaba en mi coche. Desde los pisos altos se veía la estación. Dos trenes han chocado, gritaba una señora.
Bomberos, policía, ambulancias, desalojen, desalojen y me marché.
En la radio del coche decían que en El Pozo, Santa Eugenia y en Atocha habían estallando trenes a distintas horas.
¿ En hora punta? A esas horas, cercanías viene, con los trenes hasta arriba de gente de todas las edades.
Recibo una llamada a las seis de la tarde:
Martita y Nuri iban en el tren de Santa Eugenia, no aparecen. Ya he avisado a todos. Estamos de hospital en hospital y de momento nada se sabe.
No puede ser. No puede ser...
Hay que ir al Ifema, están todos allí. Venid con la cabeza fría, lo que os vais a encontrar es muy duro.
La gente deambulaba, de un lado para otro. Corazones rotos, la vista fija y el oído atento, esperando los nombres. Cuando un nombre sonaba por el frío altavoz, se estremecían los cuerpos.
Han pasado diez años y a veces sueño.
Los padres de martita y de nuria, no hablaron en dos años. Sus hermanos no están bien. Nada ha vuelto a estar bien.
Diez años.