Madrid ya no me gusta y no quiero volver. No me gusta su prisa ni me gusta su olor; me pone de mal humor y me borra la sonrisa.
Prefiero los espacios abiertos. Andar por caminos pequeños con los campos en flor.
Oler la yerbabuena, el jazmín o el romero, me hace sentir parte de la naturaleza y no ese bicho raro que anda por Madrid.
No vuelvo de momento. Me quedo por Aquí
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